miércoles, 24 de febrero de 2010

encruZijadas

Y volver a mirar con ojos borrosos
la sombra humeante
en los dias de lluvia.
Y volver a vivir con las manos
los recuerdos de aquella vieja locura.
Volver hacia dentro,
hacia lo mas profundo del ayer.
Caminar haciendo círculos
y enturbiar los sonidos callejeros,
distantes, acompasados
de los viajeros estáticos
que ganan tiempo en las esquinas
de rotondas olvidadas de calles encruZijadas.

lunes, 22 de febrero de 2010

Amelie

"Verá, mi pequeña Amelie, usted no tiene los huesos de cristal, podrá soportar los golpes de la vida, si usted deja pasar esta oportunidad, con el tiempo su corazón se ira haciendo seco y frágil como mi esqueleto. ¿A qué espera? Ande, vaya a por él."


jueves, 18 de febrero de 2010

En aquel tiempo nadie decía nada.
Era la era de las comunicaciones.


Locura, humor, fantasia,
ideas crepusculares,
versos tristes y vulgares,
eterna melancolía,
angustias de hipocondria,
soledad de la vejez,
alardes de insensatez,
arlequinada, zozobra,
rapsodios en donde sobra,
y falta mucho a la vez.


Pío Baroja

domingo, 7 de febrero de 2010

Daniel Valdés

Báilame el agua.
Úntame de amor y otras fragancias de su jardín secreto.
Riégame de especias que dejen mi vida impregnada de tu olor.
Sácame de quicio.
(...)
Hazme sufrir.
Aviva las ascuas.
Ponme a secar como un trapo mojado.
No desates las cuerdas hasta que sea tarde.
(...)
Líbrame de mi estigma.
Llámame tonto.
(...)
Perdóname.
Olvida todo lo que haya podido decir hasta ahora.
No me arrastres.
No me asustes.
Vete lejos.
Pero no sueltes mi mano.
Empecemos de nuevo.
Sangra mi labio con sanguijuelas de colores.
Fuma un cigarro para mí.
Traga el humo.
(...)
Échalo fuera.
Crúzate conmigo en una autopista a cien por hora.
Sueña retorcido.
Sueña feliz, que yo me encargaré de tus enemigos.
Dame la llave de tus oídos.
Toca mis ojos abiertos.
Nota la textura del calor.
(...)
Sé yo mismo y no te arrepentirás.
¿Por cuánto te vendes?
Yo te enviaré a los míos.
Píllate los dedos.
Los lameré hasta que no sepan a miel.
Hasta que no dejen de ser miel.
Sal, niega todo y después vuelve.
Te invito a un café.
Caliente claro.
Y sin azucar. Sin aliento.

sábado, 6 de febrero de 2010

Apostando a no ganar jamás.

"Otra vez este vacio" pensó ella. Otra vez esas ganas insaciables de hacer algo que no recordaba, esa sensación de quemazón en la garganta, las manos temblando, otra vez el corazón, golpeando con fuerza su pecho, como si quisiera escapar de allí, irse palpitando en busca de lo que ella no podía encontrar. No eran pocas las veces en las que se le pasaba por la cabeza dejarle escapar, seguirlo y dar por fin con la razón de su desconcierto, pero ¿y si se escapaba? ¿Qué sería de ella sin él? Sería como un libro sin letras, un pentagrama sin notas, un soporte vacío...no, definitivamente no podia dejarle ir, lo lamentaba, pero esa posibilidad quedaba descartada.(...)Y cuando parecía resignada, un destello iluminó su cabeza, aún cabia una posibilidad, y si aquello que buscaba...¿estaba justo a su lado? Tan cerca que ni siquiera ella pudo percibir las señales que surgían del anguloso rincón de su habitación. Daba igual, pensar, en ese instante, se le hacía pesado, doloroso incluso y a ella le gustaban las salidas rápidas, las soluciones prácticas y sencillas, no complicarse, eso siempre le funciona o al menos, hasta ese momento. No le dolió, hacía tiempo que eso no pasaba, se había acostumbrado. En un instante sintió un éxtasis recorrer cada vena de su sistema circulatorio y cada minusculo rincon de su cuerpo se vio embriagado de un placer que solo conseguia de esa manera, ese era justo el problema, quizás si encontrara lo que su corazón anhelaba podría dejar todo aquello atrás, pero eso era complicarse las cosas y como he dicho antes, a ella le gustaban las cosas sencillas.