miércoles, 29 de diciembre de 2010

El deseo de la duda.

Se acerca el final de un capítulo.
(Si desea un final feliz acuda a la página 15. En caso contrario, continue la lectura.)

El narrador de esta historia, en ocasiones protagonista, seguirá intentando domesticar el tiempo.
Lamento no tener el suficiente para emigrar aquí unas cuantas veces por semana, pero no lo tengo. O sí y no lo sé.

viernes, 10 de diciembre de 2010

Ai, las listas.

Y me pongo a hacer la lista de la compra:
tomate
pasta
arroz (del largo)
botellas de agua
galletas
leche (para las visitas)
bacon y nata para la 'carbonara'
mandarinas
ajo
cebolla
mermelada
huevos
calabacín

Y ahora que me acuerdo, no me vendría mal poner algo de orden, de estabilidad, de constancia, de ganas -¿de qué? De todo-, quizás 1 quilo* 500 gramos de tiempo. De control (lo justo para equilibrar la balanza razón-deseo), retomar las viejas costumbres, aliñarme con un poco de yo pasada, recuperar de los estantes de atrás viejas compañias que a menudo resultan 'dañinas' pero siempre embriagan con la dulzura de un limón. Permitirme un lujo y quitar la sacarina de mis conversaciones, inundarlas de los disparates más lógicos. Empalagarme con ellos.
Por desgracia, siempre me pierdo en el supermercado y nunca encuentro la sección de 'Cambio de vida'. Una lástima.

Se me olvidaba, fideos chinos.



*para los kafóbicos.

domingo, 5 de diciembre de 2010

Patetismo en Vetusta .

Aún ahora, con la cabeza fría y resacosa, el codo dolorido, no sabria decir si ayer fue un buen o un mal día.
Es muy triste darse cuenta de algunas cosas, pero es menos triste si cuando lo haces Raúl nos invita a un chupito (otro más) y Jaimehijodeputa se empeña en que tome un jager.
Hablando del tiempo y del estado de la calle con agradables desconocidos que se quejaban del frío mientras yo solo me preocupa de intentar recordar cuantos nosequé había tomado y de quién era la sudadera que llevaba en la mano (unos minutos más tarde encontraría la respuesta) A esto he de añadir que ultimamente las prendas de vestir acaban, inexplicablemente en manos de quien menos esperas.
Los chicos de la Lila, etilicamente más afectados que nosotras que no paraban de inventarse historias para el estado de Isa, a la vez que intentabamos hacerles recordar cómo habían acabado allí.
Hay que señalar que disfrutar del 'apalancamiento' y del ecosistema de los lugares por los que pernoctamos, con ciertas compañias, presta por la vida.

¿Conclusiones? El final es lo menos importante, si el nudo se mantiene entretenido y los personajes singulares, carismáticos no paran de aparecer. El principio. Siempre el mismo.

La matina del domingo, es decir, el principio de la historia, en solitario y envuelto en humo. Por favor.

sábado, 4 de diciembre de 2010

Y ahora que vuelvo a utilizar cerillas...

Me viene a la cabeza el frío del norte y lo mucho que este dificultaba algunas cosas, cosas que se encontraban a 1500 km, aproximadamente. Palabras ininteligibles tras unas cuantas half a pint o una entera si la cosa animaba a ella.

Que bonito es poder echar algo de menos. Y mejor no tener que hacerlo.