domingo, 7 de noviembre de 2010

Así sin más.

Al fin y al cabo siempre se trata de un juego de engaños, de trampas y caras de poker. Con algunos momentos de lucidez, demasiado luminosos como para apreciarlos, que acababamos por convertir en una obscena oscuridad, pero no sirve de nada, pues como dice cierto cantautor, 'no es mas ciego el amor dentro de un cuarto oscuro'.
Y me repito que no, que es mejor no pensar, que al final todo acaba peor.
Y aunque te he prometido no hacerlo, lo hago. Que le voy a hacer si soy un animal de costumbres, si me gustan los fideos chinos y la compañia masculina.

1 comentario:

  1. Todo se vuelve más importante cuando los fideos chinos pasan de ser 'los' a 'mis'. Ahora sí.

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