domingo, 12 de mayo de 2013

De las clavículas y los espacios vitales.

Y las distancias geométricas y esas falacias ausentes -que te inventas-
para no seguir el rumbo y acabar circunscrito a tus límites.
Eso que tú llamas 'metas'.

Y ese aro que gira. Y esos platos que giras.
Y esos ojos que entornas.

Y, sí, el pecho que agitas.
Y ese viraje del último segundo. O de las últimas tres semanas.
Que es tu impulso, tu meta.
Tu límite.
Tú, límite.

Las clavículas que se rompen.
Me autoimpongo el espacio.

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