martes, 18 de octubre de 2011

Eine. Eine. Eine.

Ojos cerrados. Abiertos. Entreabiertos. Despiertas y huyes. Huyes del sueño que te tuvo atrapada. Una hora. Un minuto. Una vida. O quizás varias.
Brazos agarrotados. Pies tambaleantes. Manos temblorosas ¿Puedes erguirte? Sí, puedes. El suelo está mucho más lejos ahora. Más que antes. Que hace una hora. Un minuto. Una vida.
Caminas. 'El movimiento se demuestra huyendo' piensas. Y huyes. Escapas. Piensas en la distancia. Geográfica. Corpórea. Instantánea.
Sálvala, acórtala, deshazte de ella.
Todo se aleja. El suelo está mucho más lejos ahora. Aún más que antes. Que hace una hora. Un minuto. Una vida.
Los árboles. Las cornisas. El humo.
Todo es insignificante. Tú también. Sigues allí, parada. Inmóvil. Pétrea.
Jurarías que te habías movido, pero jamás aprendiste a andar.
Te quedarás allí. Una hora. Un minuto. Una vida.

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